Sombras Nocturnas parte 5.3: La Nueva Vida

"Claro que sí. ¿No me crees? Si no, como explicarías que tus padres no estén, sin aclararte nada. Yo jamás hubiera hecho algo que no me ordenaran"

"Pero entonces, ¿quién eres? Y dime por qué te ordenaron asesinarme"
"¿Asesinarte? No, no distorsiones las cosas"
"Entonces, ¡dime quién eres"
"Soy Hans Von Fürgen, fiel servidor de tus padres, dos líderes de los nächtliche Schatten"
"Ay por favor, ya bájale. Si esta fue una especie de lección, o broma de mal gusto, o lo que sea, para despegarme del Internet, en especial de dejar de leer leyendas urbanas, no me gusta, te pasaste. Y no sé como hayas conocido a mis padres, pero no me gusta nada lo que está pasando"

Justo en ese momento, la puerta principal de la casa se abrió, los dos jóvenes voltearon, Martha sonrió y Hans hizo una reverencia al ver llegar a los señores de la casa.

"¡Mamá, papá! Explíquenme lo que está pasando. ¿De dónde conocen a Hans? Papá, dime qué sucede"
"Me imagino que él ya debió haberte explicado todo. Era parte de la misión que tenía que cumplir, y parece que ya la ha terminado"
"Pero pa, ¿porqué?"
"Porque estás a punto de cumplir la mayoría de edad, y pasando esto, ya no podrás ser inmortal, como Hans, como nosotros, y como el resto de los que son como tú"
"Pero ustedes, no son adolescentes, ¿cómo es que también son parte de ellos?"
"Porque a nosotros se nos encomendó esta misión hace mucho tiempo, y nuestra inmortalidad tardó en llegar, así que decenas de años después fue que logramos obtenerla, y por eso no somos jóvenes. Pero aún siendo hija de dos nächtliche Schatten, no naces siendo una, y por eso teníamos que convertirte. Nosotros, como tus padres, no podíamos hacerlo, pero Hans si podía, y le pedimos hacerlo"
"Ahora comprendo todo. Perdón Hans, por pensar que me querías hacer daño, y todo lo que ibas a hacer era hacerme parte de ustedes. Gracias"
"No hay problema, era parte de mi encomienda. Bien, me voy. Estudia mucho, mañana hay examen. Nos vemos en la escuela. Adiós Martha"
"Adiós, Hans"

Hans hizo una reverencia a los señores, sonrió a Martha y se retiró. Dos meses después, Hans regresó a Alemania. Su misión había terminado.  

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